Me gusta el invierno para todo, menos para hacer deporte, el frio vale, pero la lluvia te trastoca todos los planes, esta semana he pasado de rosca mi paciencia en cuanto a entreno entre cuatro paredes, repletas de deportistas en plena operación polvorón.
Los excesos son malos pero peor son los atracones deportivos que se zampan algunos/as con la intención de buscar en tres días la imagen deseada. Hace algunos años cuando estaba en el Gimnasio triunfo, vi a una mujer que estaba obsesionada con calzar un "bikiniki" que marcara pechuga en el verano, el comentario lo hacía en Febrero, el objetivo deseado por sí mismo no pasa desapercibido si no se plantea la situación de que la santa señora tenía alrededor de cien y pico kgr entre pecho y espalda, y pechuga y muslamen y entrepierna y un largo etcetera de partes corporales.
Obviamente le comentamos que era un objetivo demasiado ansioso, quizás motivada por las esteriotipadas campañas de mercadotecnia que inundan nuestra caja tonta promulgando el cuerpo diez.
Al final y pese a los comentarios que le hicimos proponiendole que postpusiera su objetivo a un verano después, la mujer desapareció a los 15 días sin dejar rastro. Quizás producto de un problema de salud, o del agobio provocado por el castillo de naipes que se derrumbaba al costatar que la vida real y eso del cuero 10 era más costoso de lo que anunciaban las campañas de "esas" culo fino.
No se cuales son los motivos que lanzan a una persona a practicar deporte por primera vez, lo hice desde siempre, lo deje y volví a hacerlo, pero supongo que debe ser un mundo totalmente diferente y frustrantre al principio. Si a esto se le suma que últimamente en los gimnasio a nadie se le explican las normas básicas de funcionamiento, te puedes encontrar a alguién en la piscina llamandote la atención por que chapoteas demasiada agua y viene recién de la peluquería.
Mejor respirar y dejar que lleguen mejores momentos.
Vamos que nos vamos.
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