domingo, 13 de enero de 2013

Siempre fuiste la primera.


Esta semana ha sido dura, la cabeza no estaba en su mejor momento, tocaba forzar y evadirse para cumplir lo marcado, es increíble el potencial que tienen nuestros pensamientos. Recuerdo un libro que pronto colgaré, de Mark Twight, Besa o Mata, donde refleja perfectamente como nuestra cabeza nos genera un infierno tan duro que se aleja de lo que puede estar sucediendo, recuerdo una pasaje del texto donde expone como una ruta por la montaña, en condiciones durísimas, lo llevaron al mismo infierno. Al llegar al campamento, redactó sus sensaciones, sus pensamientos.  Pasaron años y sus compañeros leyeron en el libro esas líneas que relataban la percepción subjetiva de Mark Twight, no podían dar crédito a tal sufrimiento, las dos caras de una verdad, dos realidades diferentes que hacen que el ser  humano perciba el dolor, el sufrimiento, o mejor, lo afrontemos de diferente forma. 

Seguimos subiendo el nivel, centrados en el objetivo de la Maratón de Sevilla, los sábados siguen siendo en grupo, cada día se van uniendo más a la grupeta de #theClub
 
Cuando veo a gente que comienza no hago más que verme reflejado. Nunca olvidaré mi primera salida en serio. Era Junio, había quedado con Mr Anchoilla, Chico para los amiguetes, se planteaba una ruta tranquila ritmo hablador y mucha ilusión, eran mi primera salida en serio. Puente Verde fue el punto de reunión, cuando llegué vi a un tiarrón fino, presentaciones, era el General Mesino, un tipo campechano que se veía como pez en el agua en las dos ruedas.
Me acuerdo que comenzamos a pedalear con dirección a Pinos Genil, al comenzar a pedalear si nos unió uno que nadie conocía, se puso a mi lado, íbamos escoltados por Mesino y Chico, pregunto cual era la ruta, allí mismo me enteré, el Albergue Universitario, vaya, eso debe de estar muy arriba, me miro y me dijo que eso era muy duro, supongo que me escaneo y sentenció: Globero. Pues sí un globero con una Willier recién estrenada y dos crack de padrinos.

Tengo flashes de la etapa, pero imágenes muy muy claras que nunca olvidaré, el bamboleo de la bici de chico, como era posible que un tipo con las piernas tan finas tuviera tanto pundonor y  facilidad para subir, como Mesino se perdía entre curva y curva como si llevara un motorcillo en la bici, mis primeras rampas del Duque metiéndolo todo y agarrándome a las manetas para evitar caer de lado, sí de lado y solo era el comienzo.

 Lo siguiente fue una agonía, sientes como tu boca se seca, dolor de barriga, las piernas de aflojan, los meñiques se tornan hacia arríba, visión de tunel con destellos en la visión periférica, tienes la sensación como si los pies se tornarán hacia atras, no puedes mirar hacia arriba, tu mirada esta clavada en el suelo.Mareos y ganas de pararme en cada kilómetro.

Tuve miles de veces el pensamiento de abandonar pero hubo un hecho que me hizo seguir, Mesino bajaba me buscaba, me animaba y volvía a subir, se perdía en segundos.
 Al llegar al albergue, estaban los dos departiendo con el camarero como si nada, a mí me temblaba el alma, entre al bar, con paso vacilón bueno, temploroso, Chico me miró y me dijo; Que "cohones" tienes, me dirigí a Chico para decirle que me invitara a un café y a una tostada que  me había comido todo lo que llevaba, dos trozos de manzana para ese etapón y ni un Euro, ¿cuando había que coger dinero para hacer deporte?, la bajada fue difícil me seguían temblando los brazos; claro aquí hay de to, abrio su bote de plastico, ¿quieres alguna "pelicilina"(Powerbomb) de estas?, pese al agotamiento siempre te saca una sonrisa.

Llegué a casa y tuve siesta, una gran siesta que nunca olvidaré producto de esa primera pájara y de la compañía que me hizo llegar  arriba, no fue la primera ni será la útima pero nunca te olvidaré.

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